Las mejores 25 putadas jamás vistas en una oficina
La imagen de la oficina como una prisión reticular, llena de cubículos autistas, ha saturado nuestro imaginario cinematográfico durante muchos años: el trabajo repetitivo, absurdo y alienante de la empresa administrativa ha sido siempre representado bajo esa misma estructura. Incluso en uno de los últimos capítulos emitidos de ‘Girls’, cuando Lena Dunham entra a trabajar en la revista GQ, su condena a tener que ocuparse de las tareas poco creativas está simbolizado por el aislamiento que sufre en su cubículo: para hablar con su compañero de trabajo tiene que hacerlo… ¡por teléfono!
El mundo laboral se ha reinventado infinitas veces, pero uno de estos pasos definitivos consistió en dejar atrás el modelo industrial como base de la economía: en un mercado financiero, el trabajador prototípico del primer mundo no es el que se encuentra en una cadena de montaje, sino aquel que está enterrado bajo documentos y post-its en un cubículo. Se ha substituido al Chaplin de ‘Tiempos modernos’ por los graciosos quehaceres de ‘Office Space’, la película que protagonizan Ron Livingston y Jennifer Aniston. El infierno son ordenadores bloqueados, impresoras que no funcionan, escritorios que se caen a pedazos. Ya no hay chacra física, sino abotargamiento mental. La oficina no es como la fábrica, una prisión esclavista que apenas ha modificado su gobierno tiránico desde el s. XIX, pero se ha convertido en un aspirador de sueños, el limbo en el que nadie puede realizar sus sueños.