España vislumbra la salida de la crisis sin cambios en el modelo productivo
Ninguna reforma de los últimos gobiernos potencia la industria ni la investigación como alternativa al turismo y al ladrillo.
Nadie duda de que el principal pecado de la economía española ha sido depender excesivamente del ladrillo y del turismo de sol y playa. Un problema no abordado por los sucesivos gobiernos, a pesar de sus promesas sempiternas de un cambio en el modelo productivo del país para ganar competitividad en un mundo cada vez más globalizado. Con la crisis, las declaraciones en dicho sentido se multiplicaron, al tiempo que se aprobaron leyes y reformas enfocadas, en teoría, a paliar ese defecto. Pero ¿se ha avanzado algo? Desde 2008, los distintos presidentes y ministros han lanzado mensajes grandilocuentes sobre la nueva estructura productiva basada en la innovación, el desarrollo y el emprendimiento. Sin embargo, los datos ponen esa versión en duda.