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El «éxodo silencioso»: jóvenes franceses regresan a los países de sus padres, ¿Europa se vacía?

Un número creciente de personas de origen africano nacidas en Francia ha comenzado a mudarse a países de sus raíces ancestrales, en gran parte debido al racismo, la discriminación y el auge del nacionalismo en Francia. Este fenómeno, denominado “éxodo silencioso”, fue investigado por BBC Africa Eye para entender las razones que están impulsando este desplazamiento.

Uno de ellos es Gomis, quien, tras abrir una agencia de viajes en Francia que ofrece paquetes para redescubrir África, ahora ha establecido una sede en Senegal. “Nací y crecí en Francia, pero experimenté racismo desde los seis años”, cuenta. Para él, mudarse a Senegal no es solo un sueño, sino también una manera de reconectar con sus raíces y aprovechar las oportunidades económicas que ofrece África. «África es como las Américas durante la fiebre del oro, un continente donde todo está por construir», explica Gomis.

Vínculos entre Francia y Senegal: un pasado complejo

Francia y Senegal comparten una relación histórica marcada por la colonización y el comercio de esclavos, lo que ha creado una conexión compleja. Actualmente, mientras muchos africanos arriesgan sus vidas para llegar a Europa, algunos ciudadanos franceses de origen africano están optando por el viaje inverso, atraídos por las oportunidades en Senegal. Aunque el gobierno francés no recopila datos oficiales sobre este tipo de migración, algunos estudios indican que franceses altamente cualificados, a menudo de origen musulmán, están eligiendo emigrar.

Inseguridad y discriminación en Francia

Fanta Guirassy, quien lleva años trabajando como enfermera en las afueras de París, también planea mudarse a Senegal. Para ella, el aumento de la inseguridad en Francia y los temores por su hijo adolescente han sido factores decisivos. «Ser madre soltera aquí es vivir con miedo constante», relata. Situaciones de discriminación, como el registro policial de su hijo en la calle, son solo un reflejo de una realidad que impacta a las minorías.

Los disturbios de junio del año pasado, desencadenados por la muerte de Nahel Merzouk a manos de la policía, revelaron una profunda frustración entre las minorías étnicas. Tras el incidente, Naciones Unidas instó a Francia a abordar la discriminación racial en sus fuerzas del orden, aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores francés negó cualquier tipo de racismo sistémico. A pesar de estos desacuerdos, las estadísticas muestran un aumento del 33% en delitos racistas en el país en el último año.

Un entorno donde la religión es un obstáculo

Audrey Monzemba, una profesora de origen congoleño, también planea trasladarse a Senegal, donde espera poder trabajar sin la presión de quitarse el hiyab. En Francia, el laicismo estricto prohíbe el uso de símbolos religiosos en las escuelas públicas, lo que afecta especialmente a las mujeres musulmanas. «Francia me ha dado mucho, pero busco un lugar que respete mi fe y mis valores», explica Monzemba.

Islamofobia y fuga de talento

La islamofobia es un factor clave en esta emigración silenciosa de franceses de origen africano y musulmán, especialmente después de los atentados de 2015 en París. Un reciente estudio sugiere que esta “huida silenciosa” está impulsada por un sentimiento de rechazo social y dificultades para progresar profesionalmente. Para Olivier Esteves, coautor del informe «Francia, la amas, pero la dejas», esta emigración representa una fuga de cerebros, ya que muchos de los que parten son jóvenes profesionales altamente cualificados.

Fatoumata Sylla, una ingeniera en turismo de 34 años, es otro ejemplo de esta tendencia. Próxima a mudarse a Senegal para establecer su propio negocio, Sylla expresa su deseo de honrar las raíces que sus padres le inculcaron. Sin embargo, su hermano Abdoul, nacido también en París, no siente la misma conexión: «África es el continente de nuestros ancestros, pero aquí está nuestra vida».

Los retos de un nuevo comienzo en África

Salamata Konte, quien fundó junto a Gomis la agencia de viajes, dejó su empleo en la banca parisina para mudarse a Dakar, donde ha enfrentado algunos desafíos culturales y empresariales. “Aquí te llaman ‘francesita’, lo que puede ser desconcertante para alguien que intenta reconectar con sus raíces africanas”, cuenta. Además, comenta sobre la misoginia que ha enfrentado al dirigir una empresa en Senegal, resaltando la necesidad de demostrar constantemente su capacidad como mujer en un entorno empresarial.

A pesar de las dificultades, Gomis sigue entusiasmado por obtener la nacionalidad senegalesa y expandir su negocio, y ya está trabajando en su próxima aventura: una aplicación de citas para Senegal.

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